Barranquilla se encuentra en medio de una alarmante crisis de seguridad, evidenciada por un reciente ataque a bala en un local de comidas rápidas que dejó heridos a un padre y su hijo de 15 años. El incidente, que ocurrió en el barrio Ciudadela 20 de Julio, es sospechoso de estar relacionado con actividades de extorsión, un fenómeno que ha crecido exponencialmente en la región.
El ataque se produjo la noche del jueves cuando un hombre en motocicleta irrumpió en el establecimiento Keiza Ricura Fastfood y disparó múltiples veces. Jorge De La Hoz, el propietario del local, y su hijo Kiener fueron alcanzados por las balas. Ambos fueron trasladados a un centro asistencial, donde su condición se reporta como estable.
La modalidad del ataque y el enfoque directo hacia un negocio han llevado a las autoridades a investigar posibles vínculos con prácticas extorsivas que afectan a muchos comerciantes en Barranquilla. Este tipo de violencia no es aislado; refleja una creciente ola de ataques relacionados con la extorsión, que ha puesto en jaque la seguridad de los ciudadanos.
La crisis de seguridad en Barranquilla se ha intensificado notablemente. En 2023, la ciudad registró 296 homicidios, lo que representa un aumento significativo respecto a años anteriores. Las extorsiones han crecido un 624% en los últimos cinco años, según informes del Observatorio de Seguridad Ciudadana. La lucha entre bandas criminales como Los Costeños y el Clan del Golfo ha exacerbado la violencia, con más de 250 homicidios registrados solo en 2024.
Ante esta situación crítica, las autoridades locales y la Policía Metropolitana han intensificado sus operativos contra las bandas criminales. Sin embargo, enfrentan desafíos significativos debido a la falta de recursos y una coordinación ineficaz entre los niveles local y nacional. La reciente llegada de refuerzos policiales busca fortalecer la respuesta ante esta escalada violenta.
El ataque en Ciudadela 20 de Julio es un recordatorio sombrío del clima de inseguridad que prevalece en Barranquilla. La creciente ola de extorsiones y homicidios exige una respuesta efectiva por parte de las autoridades para restaurar la seguridad y proteger a los ciudadanos. Sin medidas contundentes, la situación podría seguir deteriorándose, afectando aún más la vida cotidiana y la economía local.
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